No desayunar aumentaría riesgo de infarto


ATLANTA.- Otra razón para desayunar: quedarse en ayunas puede aumentar las probabilidades de sufrir un infarto cardíaco.
 Un nuevo estudio a hombres en edad avanzada concluyó que los que no desayunaban tenían un riesgo 27% mayor de sufrir un infarto al corazón que los que sí lo hacían. Y no hay razón por la que eso no sea válido para personas de otras edades, dijeron los investigadores de la Universidad de Harvard.
 Otros estudios han sugerido que existe un vínculo entre el desayuno y la obesidad, la hipertensión, la diabetes y otros problemas de salud considerados precursores de problemas del corazón.
 "Pero no hay estudios sobre el riesgo a largo plazo de sufrir un infarto", dijo Eric Rimm, uno de los autores del estudio, realizado en la Facultad de Salud Pública de Harvard.
 ¿Por qué no desayunar es riesgoso?
 Los expertos no están seguros, pero esto es lo que piensan: las personas que no desayunan tienen más probabilidades de tener hambre más tarde en el día y comer más, lo que significa que el cuerpo debe procesar una mayor cantidad de calorías en menos tiempo, lo que a su vez podría aumentar el nivel de azúcar en la sangre y quizás llevar a la obstrucción de arterias.
 ¿Pero es comer panqueques con miel, huevos fritos y mucho tocino mejor que no comer nada?
 Los investigadores no preguntaron a los participantes qué desayunaban y no estaban preparados para determinar si comer un desayuno abundante en grasas y azúcar es mejor que no desayunar.
 Otros expertos concordaron en que es difícil de decir.
 "No sabemos si es el momento del día o lo que se come en el desayuno lo que resulta importante. Probablemente sean las dos cosas", dijo Andrew Odegaard, investigador de la Universidad de Minnesota que ha estudiado el vínculo entre no desayunar y problemas de salud como la obesidad y la hipertensión.
 "En general, las personas que desayunan tienden a tener una dieta más saludable", agregó.
 La nueva investigación, cuyos resultados se dieron a conocer el lunes en la revista Circulation, fue de observación, así que no se diseñó para probar una causa y efecto, pero cuando se realizan debidamente, estos estudios pueden revelar riesgos importantes de salud.
 Los investigadores entrevistaron a casi 27.000 hombres sobre sus hábitos de alimentación en 1992. Aproximadamente 13% dijo que regularmente evitaba el desayuno. Todos eran profesionales, como dentistas y veterinarios y tenían por lo menos 45 años.
 Durante los 16 años siguientes, 1.527 sufrieron infartos cardiacos, tanto fatales como no fatales, entre ellos 171 que dijeron que regularmente no desayunaban.
 En otras palabras, más de 7% de los que no desayunaban sufrieron infartos, en comparación con casi 6% de los que sí comían por la mañana.
 Los investigadores calcularon el mayor riesgo en 27%, tomando en cuenta otros factores, como el tabaquismo, consumo de alcohol, la dieta y problemas de salud como hipertensión y obesidad. Aproximadamente 18% de los adultos en Estados Unidos no desayuna, según cálculos federales, de manera que el estudio pudiera ser una noticia importante para muchos, dijo Rimm.
 "Es un mensaje simple: el desayuno es importante", agregó.

Grasa en el hígado: una enfermedad que afecta hasta a un 24% de la población

SANTIAGO. Entre un 10 a 24 por ciento de la población sufre de esteatosis hepática (infiltración de grasa en el hígado o hígado graso). Sin embargo, la condición se observa en hasta un 75 por ciento de las personas obesas.
 Esta inflamación del hígado, asociada con un incremento en el depósito de grasa, puede presentarse a mediana edad, en personas con sobrepeso y frecuentemente en diabéticos que no tienen ingestión de alcohol.
 Esta patología, más frecuente en mujeres, es definida por la gastroenteróloga Alondra Castillo Medina como la acumulación de grasa en las células del hígado, que se llaman hepatocitos.
 Entre las causas cita la presencia de diabetes y la obesidad, sobre todo a nivel del tronco, el aumento de triglicéridos y una historia familiar de esteatosis o esteatohepatitis son algunos de los factores más comúnmente asociados a esta enfermedad.
 La acumulación de grasa en el hígado puede deberse también al síndrome metabólico, desnutrición, pérdida rápida de peso, ingesta excesiva de alcohol, cortico-esteroides, estrógenos sintéticos, enfermedades inflamatorias intestinales, diverticulosis con sobrepoblación bacteriana, VIH, Virus C de la hepatitis, tuberculosis, cirugía para obesidad, ingesta de aspirina, cocaína, medicamentos antirretrovirales, dislipidemias, (colesterol y triglicéridos elevados y enfermedad hepática aguda en el embarazo.
 El hígado graso generalmente se sospecha en los pacientes con enfermedades o condiciones descritas anteriormente. En la mayoría de los casos el paciente se encuentra asintomático; pero puede presentar fatiga, sensación de "llenura" abdominal o puede presentar aumento de tamaño del hígado.
Se considera que tres de cada diez pacientes con esteatosis pueden evolucionar a una forma más grave de daño hepático, inflamando las células del hígado, fenómeno llamado esteatohepatitis. Esta condición con el tiempo puede evolucionar y el paciente puede desarrollar cirrosis (hígado cicatrizado).
Para prevenir este mal se recomienda que los pacientes diabéticos y con obesidad tengan un adecuado control de sus padecimientos. Debido a que una disminución acelerada del peso puede ser nociva para el hígado, se ha recomendado una disminución paulatina de peso de medio kilo por semana en niños y un kilo y medio en adultos, mantener una dieta equilibrada a base de alimentos ricos en antioxidantes y hacer ejercicios, principalmente cardiovasculares como caminar.
La doctora Castillo Medina asegura que ningún medicamento ha probado reducir cien por ciento el acumulo de grasa en el hígado. "Algunos medicamentos que se utilizan son: Vitamina E, fibratos omega 3, entre otros". Con medidas de disminución de ingesta de grasas, azucares y carbohidratos. Control de la enfermedad predisponente, como la diabetes, colesterol, triglicéridos.
 El tratamiento del hígado graso consiste fundamentalmente en bajar de peso y aumentar la actividad física. La obesidad y el sobrepeso, los principales factores de riesgo, son modificables mediante cambios en el estilo de vida. Otras recomendaciones incluyen evitar el consumo de alcohol y el consumo de medicamentos innecesarios.
En aquellas personas que están en etapas más avanzadas de la enfermedad (inflamación o fibrosis hepática importante), pueden usarse algunos medicamentos que pueden ayudar, como agentes sensibilizadores de la insulina.